@ellibelaresc
La Ley de Memoria Histórica aprobada por las Cortes en 2007 señala entre sus contenidos la obligatoriedad por parte de la Administraciones públicas, especialmente de los Ayuntamientos, de eliminar nombres de calles y monumentos relacionados con la dictadura franquista. Cuando se ha llevado a efecto el cumplimiento de la ley, ha generado una resistencia por parte de la derecha, PP y VOX, que se alinean como sucesores de esa negra etapa de nuestra historia. Basta con recordar lo que supuso para los nostálgicos el traslado de los restos del Dictador del valle de Cuelgamuros a un panteón particular.
En cumplimiento de esas leyes, el Ayuntamiento de Aguilar de la Frontera (con la autorización del Gobierno de derechas de la Junta de Andalucía) ha quitado una cruz de los caídos que se encontraba adosada a la fachada del convento de las Descalzas de la localidad. El Gobierno de la Junta, integrado por PP y Ciudadanos, se ha limitado a especificar que el hecho no atenta a la integridad del edificio, declarado Bien de Interés Cultural. Un pequeño grupo de personas se concentró, como acción de protesta, mientras se procedía a su desmontaje. El Ayuntamiento propuso sustituirla por una escultura del fundador del convento, pero la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico, que fue consultada por el Consistorio, lo desaconsejó porque distorsionaba la vista de la fachada.
Pero otra vez ha sido el radicalismo integrista que practican determinados dirigentes de la Iglesia de donde ha partido el ataque más furibundo. El Obispo de Córdoba, Demetrio Fernández González, que pertenece a ese sector ultra, se sintió ofendido y ha arremetido amenazante contra el Ayuntamiento. En una homilía solemne, tocado con la tiara, dijo que era un hecho que atentaba a los sentimientos y que “se atuvieran a las consecuencias”. Añadió que los cristianos no son violentos, pero “tomaba nota”. Un representante de la Iglesia profiriendo amenazas a un Ayuntamiento que ha actuado en cumplimiento de la Ley. El “tomo nota” del obispo es una clara amenaza y no parece que tenga que ver con Dios, más bien con el César. En absoluto sigue la regla evangélica de perdonar “las ofensas” y a los que la cometen. Claro que para eso hay que creer y practicar el Evangelio, el libro fundacional de su credo, que podíamos definir como su Constitución, ya que en él se definen los valores que deben guiar el comportamiento de sus creyentes y sobresalen sobre todos el amor y el perdón, no el rencor y la venganza.
Y como no podía ser de otra forma a la llamada del obispo ha acudido rápido su brazo político más aguerrido, VOX, que ha respondido sin perder un minuto y ha lanzado una ofensiva feroz, aludiendo a que se han utilizado “razones memorialistas sectarias”, pidiendo el cese de la Consejera de Cultura y la comparecencia de la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, nada menos.
El tal Demetrio, como muchos de mis lectores habrán podido valorar en algunas gacetillas que le hemos dedicado, es de los que les cuesta trabajo entender la democracia y el Estado de Derecho basado en una legislación que emana del pueblo, no de Dios ni de sus exégetas. Falsifica la Historia acomodándola a sus intereses de forma impune. En una entrevista llegó a decir que la Mezquita no la hicieron los musulmanes sino los bizantinos, por tanto, era cristiana (sic). Esta es una de las perlas y tiene otras, cada cual más sustanciosa: recomienda a los fieles «rezar más en vacaciones» para sofocar el rigor estival y, de paso, huir de las tentaciones de estas noches veraniegas. Califica la fecundación in vitro como “aquelarre químico”. “Varón y mujer, creados en igualdad de dignidad fundamental, son distintos para ser complementarios. Cuanto más varón sea el varón, mejor para todos en la casa». Desobedece las leyes de Memoria Histórica (y no entiendo por qué se le permite). La Mezquita cordobesa se ha convertido en un símbolo de desobediencia a las leyes de Memoria, la nacional y la autonómica. El culmen del frentismo antigay lo ha logrado al asegurar que la Unesco había concebido un plan para «hacer que la mitad de la población mundial sea homosexual». Su nombre ocupó por unos días los titulares de prensa y noticias destacadas en teles y radios al difundirse su negativa a confirmar a un transexual de 28 años que pretendía ejercer como padrino de su sobrina. Tras realizar el curso y a dos semanas de tramitar la documentación, el párroco del municipio cordobés de Posadas, le negó el sacramento en cumplimiento de las directrices del obispado de Córdoba. Por último, aunque la lista de polémicas es extensísima, cabe recordar su decisión de hacer caja a costa de la Mezquita de Córdoba con una subida de un 20 por ciento en su entrada al monumento. Dos euros del tirón, de 8 euros a 10, la han convertido en la catedral más cara en su acceso de toda Andalucía. Un lujo para toda una familia modesta que quiera visitar el templo.
Ya lo veis: el cardenal Cañizares a su lado es un simple monaguillo.
En la gacetilla de mañana hablaremos de RELAJÉMONOS.