@ellibelaresc
La tensión política en las sesiones de Presupuestos está en alza. Después del rifirrafe de Montero y Toscano («Su único mérito ha sido estudiar en profundidad a Pablo Iglesias»), el diputado de Vox, Sánchez del Real, subió a la tribuna para montar el show. Con grandes aspavientos e imitando voces, no tenía más intención que la de embarrar los escaños y homenajear a Toscano recordando los insultos vertidos contra Vox durante estas jornadas de Presupuestos en el Congreso. El vídeo no tiene desperdicio, incluso califica de tibios a la bancada del PP. Observad el genio y el talante del fascista en la recuperación del lenguaje recio falangista propio de Queipo de Llano y otros genocidas. Comprobadlo en el vídeo.
Irene Montero lleva soportando insultos y descalificaciones personales desde que asumió el ministerio de Igualdad. A cada paso dado para ampliar los derechos de las mujeres, a cada norma nueva promovida desde su departamento, nuevos ataques cruzando incontables líneas rojas: «infantil», «inútil», «inmadura», «humillada», «inferior», «débil», «víctima»… Groserías, todas ellas alejadas del debate político. El objetivo es claro: hacer el mayor daño posible.
El respaldo a Montero tras lo acontecido en el Congreso ha sido mayoritario y ha reforzado la unión del bloque progresista frente a la extrema derecha y su violencia institucionalizada que no es nueva ni se limita a nuestro país. Ya fueron vilipendiadas en su día Bibiana Aído, ministra de Igualdad durante dos años durante la presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero. O Leire Pajín, exministra de Sanidad. Especial repulsión provocaron las palabras del entonces alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva, cuando dijo de Leire Pajín que «cuando le veo esa cara y esos morritos pienso lo mismo, pero no lo voy a decir».
Los ataques han sido lanzados por Vox, pero la posición del PP está siendo de absoluta complacencia al respecto. Ni algún que otro tuit de Cuca Gamarra maquilla la complicidad de los populares con la violencia ejercida por la ultraderecha hacia las mujeres. Postura de beneplácito hacia postulados con los que hace tan solo unos años eran contrarios que le están permitiendo al PP mantener cotas de poder gracias al apoyo de Vox. El Partido Popular perdió en el debate una inmensa oportunidad para situarse del lado de las derechas europeas modernas y avanzar en la construcción real de un espacio de centro-derecha democrático y, por tanto, de oposición creíble.
Llama la atención que los ataques a Irene Montero hayan salido, precisamente, de boca de mujeres. Mujeres asumiendo el machismo para atacar a mujeres. Un método que, aunque pueda parecer contra natura, no lo es tanto porque lo acontecido en el Congreso también ha puesto en entredicho el papel de quién debe velar para que los límites del debate no se traspasen. En este caso, las miradas se han girado hacia la Mesa del Congreso. Aquellos que moderan el debate deben corregir y evitar que estas situaciones se produzcan.
En el debate, ya lo hemos visto en la intervención de Sánchez del Real, quedó archidemostrado que, desde la democracia y desde la decencia, con Vox es imposible intentar cualquier tipo de relación política: no van a debatir propuestas, van a destruir al adversario, deshumanizarlo y convertirlo en un objetivo a abatir para los suyos. Mientras no tengan el poder, utilizan las herramientas democráticas para tratar de aniquilar el debate y la convivencia en las instituciones; cuando logren el poder, se dedicarán a cargarse esas instituciones que les han acogido gracias a la democracia, transformándolas en artefactos cargados contra la gente que no piensa como ellos.
También quedó archidemostrado que con el PP aliado de Vox tampoco puede haber entendimiento alguno, debate de ideas o intercambio de propuestas. Es imposible porque su ideario rechaza cualquier debate sereno y constructivo (se puede construir siendo oposición) y lo único que le interesa para conseguir rédito es vender España, romperla, traicionar a los muertos de ETA, humillar a la Guardia Civil, pactar con terroristas, cómplices de violadores, crear efecto llamada sobre estos, utilizar el Código Penal para soltar a delincuentes, para matar niños, para alentar la pederastia … Gobierno traidor, golpista, felón, ilegítimo, asesino, inútil, filoetarra, indocumentado … Seguro que me dejo algo porque la retahíla de descalificaciones gruesas del PP a los gobiernos del PSOE y a este de coalición dan para un evangelio del juicio final. El PP ha cambiado la política de los puentes por seguir a Vox, a su fascismo y construir un muro de odio y rabia. Para los demócratas, eso los convierte en cómplices.
En la gacetilla de mañana hablaremos de NO SÉ QUÉ PENSAR.