@ellibelaresc

Antonio María Rouco Varela, ha ofrecido hace unos días en el Hotel Ritz de Madrid un desayuno informativo al que ningún dirigente del Partido Popular ha acudido, salvo la delegada del gobierno Cristina Cifuentes y el exalcalde Álvarez del Manzano.

En esta conferencia se ha despachado a gusto. Al igual que Aznar, critica los incumplimientos de Rajoy y le pone “deberes”, a la vez que ha vuelto a exponer su descontento con el Ejecutivo español. La fragilidad de las relaciones entre el Gobierno de Mariano Rajoy y la jerarquía de la Iglesia católica española se ha vuelto a poner de manifiesto.

La conferencia estaba organizada por Nueva Economía Fórum y el conferenciante ha sido presentado por José Manuel Otero Novas, exministro de Presidencia y Educación con la UCD de Adolfo Suárez. Fiel a su espíritu ultraconservador, Otero ha realizado un diagnóstico casi apocalíptico de la sociedad actual, en la que  a su entender se “banaliza el matrimonio y la familia”, “se destinan a otros fines edificios que antes eran seminarios”, el “botellón” está por todas partes y los “medios de comunicación reclaman que Antonio María Rouco Varela guarde silencio”. Una supuesta pretensión de los periodistas que, a tenor de sus declaraciones, el arzobispo de Madrid no está dispuesto a aceptar.

Tras la presentación, Rouco no ha tenido reparos en expresar su opinión sobre los  “males” que acechan al país. Así, y haciendo suya una frase pronunciada por el Papa Pío XII (el mismo que firmó en 1933 un concordato con el régimen nazi y otro con Francisco Franco en 1953), el jefe de los obispos ha resumido todo lo que ocurre en España en “la pérdida de la conciencia del pecado”, y se queda tan ancho.

Y sigue con su discurso: “la hija de un chimpancé sano vale más que la de un hijo discapacitado”. Precisamente, es en el tema del aborto donde Rouco Varela se ha mostrado más disgustado con el Gobierno de Mariano Rajoy. El jefe de los obispos ha puesto sobre la mesa la incapacidad del Ejecutivo del Partido Popular para -en contra de lo manifestado en su programa electoral-, acabar con una ley que pone en peligro “la vida de muchos inocentes”. Le recrimina a Rajoy este incumplimiento, y se olvida de los otros cientos que se ha pasado por los cerros de Úbeda.

Sobre la relación que mantiene con Mariano Rajoy, Rouco ha admitido  que todavía no se ha reunido en privado con el presidente del Gobierno. Por ello, salvo “momentos muy excepcionales” en los que ha podido conversar telefónicamente con Rajoy, las relaciones entre la Iglesia y el Estado “se mueven en el campo de los contactos con los ministerios”, sobre todo el de Wert y Gallardón, pienso yo.

Y sigue reprochando  la actitud del Gobierno ante el “derecho a la familia” y a la “libertad de educación” mostrándose especialmente crítico con el “referéndum” que supone para los padres la inscripción “año tras año” de sus hijos en la asignatura de Religión. Una “exigencia” que a su entender “dificulta” el ejercicio de este derecho, por eso exige al Gobierno que la inscripción en religión se haga una vez y sea permanente.  Sacerdos in aeternum, alumnos de religión para siempre. Menuda salvajada, pretender que marquen a los alumnos desde su más tierna infancia con semejante etiqueta y así se les impida disentir.

El cardenal arzobispo ha hecho un recorrido histórico sobre la relación bilateral que han mantenido el Estado y la Iglesia católica a lo largo de los siglos y ha afirmado que el modelo actual «no contiene ningún elemento del que pueda decirse: esto es un privilegio«. ¡Qué cara más dura! Pero la culpa la tiene quien se lo permite. Esos políticos cortos de mira y llenos de miedos electorales.

Preguntado por los rumores de su posible jubilación y renuncia a la presidencia de la Conferencia Episcopal, Rouco se ha negado a dar detalles al respecto. ¿Quién niega otorga? Mañana hablaremos de ello.

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En la gacetilla de mañana hablaremos de LA JUBILACIÓN DE ROUCO VARELA.